No 2011 a Biblioteca Pública Municipal de Barro, Os libros, a sabia da vida.

Como as árbores crecen con terra auga, luz e aire nós necesitamos dos libros para enriquecernos e crecer como persoas. A sabia fai forte a unha arbore, os libros fan forte á persoa. Ven á Biblioteca Pública de Barro e coñece o fondo bibliotecario neste ano 2011 no que se celebra o ano internacional dos bosques.

viernes, 18 de marzo de 2011

CENTENARIO 1911-2011 GABRIEL CELAYA



Gabriel Celaya: Información sobre a súa vida e obra.


A voz de
Rafael Gabriel Juan Múgica Celaya Leceta Cendoya


Poesía

Celaya, Gabriel
La soledad cerrada / Rafael Múgica.- San Sebastián: Gráfico-Editora, 1947.- 93 p.; 17 cm.- (Cuadernos de poesía "Norte")
PRIMAVERA

Con ternura,
con mis pulmones de una dulce palidez, llorada rosa
y avidez anhelante
que son casi dos niños enamorados del aire,
con asombro,
con todo lo que en mi cuerpo es aún capaz de inocencia,
pienso en los grandes animales melancólicos y mansos,
y en los pequeños, devoradores y tenaces.

También esos bueyes tuvieron
su piel lisa del tiempo de las rosas ;
pero ahora están cubiertos de una fría dureza,
de conchas y pequeños objetos milenarios.

Pienso en ellos y los amo
por el cansancio y la dulzura de su tristeza aceptada,
y los amo sobre todo
por sus ojos aplacados y su fuerza que no usan ;

pienso en las hormigas, siempre cerca de la tierra
naciendo debajo de su oscura lengua ;
pienso en los limacos resbalando
por su suave camino de seda y de saliva ;

pienso en todos los pequeños animales
y en los grandes también, que tienen algo
de tristeza de mar al mediodía ;

y pienso en los animales rubios y voraces
que, juntos, forman la alegría del domingo,
y en su pulso vivísimo que agitan
la brisa y el olor de los jazmines.

La hierba crece diminuta e irresistible
como lenta invasión de nueva vida.
Llega la primavera y las muchachas
tiemblan entre las grandes flores blancas y amarillas.

Con los pulmones abiertos respiramos el aire.
Los gritos, sin nacer, se miran extasiados.
El cerebro enternece por su muda blancura
de planta sofocada de gozos silenciosos.

Cierro los ojos para unirme con las plantas,
con todos los seres no nacidos
que, bajo tierra, siento ya que se agitan.

Cierro los ojos. Duermo. Mis pulmones
como dulces y vivos animales se estremecen ;
dentro de mí luchan sus pálidas raíces,
hacen quizá por desprenderse.

¡ Oh silencio infinito en el que siento
un escondido latir de imperceptibles gritos,
un tenaz y pequeño palpitar
de nuevas vidas hechas o nueva primavera !

¡ Oh manos diminutas moviéndose ose en la yedra !
¡ Oh primavera ! ¡ Volver ! Renunciar a lo que fui
para ser la nueva vida que crece ya bajo la tierra.

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